No pude salvarte de ti
Ni esperar a que entendieras lo que me dolía.
No supe tapar el hueco de argolla
Que se te escapaba en cada pisada.
Esa mirada profunda
Y los silencios de ventana asomando por tu chaleco.
Dos momentos de niebla
Y luego los meses de bruma que tarda en disiparse.
No supe dejarte la mirada en los párpados,
La imagen para tu sueño
Ni la apuesta sellada de sandalias 36 caminando contigo.
No supo mi voz reverberar en tu memoria
Ni mis muñecas esposarse a tu cama.
No pude meter las pestañas en tus latidos
O hacerte olvidar cómo te palpita el mundo.
Por eso sé que sentirse humo
Y soplarse mientras miro como aparcas tus vaqueros
Es la única manera de no rompernos a uña partida.
Por eso sentir los hombros desnudos
Y subir la calle para cruzar la esquina
Es la única manera
Quizá
De salvarme de mí
Antes de que se reviente esta lucidez que solíamos llamar universo.
No salvarse nunca, aunque duela, esos naufragios nos dejan creciendo.
ResponderEliminarM.