Entre los cristales de la ciudad que se mueve
Con los altos últimos y los verdes desprotegidos
En la estancia final, con el hablar de la gente,
Los clics de las cámaras, las situaciones de los sabios
Y las estampas que parecen mudas, que apenas se miran.
Entre tanto, el centro de la periferia toma asiento,
Pierde la mirada, cambia a mudo el idioma.
Se descorcha la frase final, el colmo que torna
Y nos vuelve ausentes; fantasmas, ciegos, locos… inútiles.
Botón a botón me desabrocha el tiempo,
Y así, sin nada, se me agrietan las manos.
Se emborracha la razón y se camina en busca de la coincidencia.
Conclusión perfecta para saber, que aún no ha pasado,
El mal momento, el noviembre eterno, el color aún negro.
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