Quiero beberme las luces de tu pared.
Tragarme el humo del susurro de cada verso.
Y quedarme desnuda colgada de tu azotea.
Tienes el fuego de quien siente sin pensar en el mañana
Y yo la sed de quien sueña todos los días.
Ahora nadie va a abrir la puerta
Y puedo hablar en alto sin tener que avergonzarme.
Tienes mi luciérnaga en la mirada
La que se mantiene despierta
La que se comió la llama azul, como los cuentos.
La de la coherencia loca de compás afrutado.
La que revive.
Quiero el verbo que amanece contigo,
Robarte la primera mirada y
Acompañarlo de un desayuno sin ropa.
Tu espalda.
Un recorrido intenso y certero
Entre tu mano y mi cadera,
Que la noche no sea esta noche.
No sólo esta,
que me despierte.
Tengo un mar infinito lleno de barcos en el centro del alma.
Almu Mora
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