miércoles, 29 de diciembre de 2010

EN LAS CALLES HAY MIL ECOS QUE TE GRITAN SIN CESAR...


El Sanatorio de Marina se construyó en 1943. Nació como hospital de tuberculosos, algo típico de la época. En un sitio apartado, rodeado de naturaleza. Cuando esta enfermedad fue erradicada, y con la creación de otros hospitales, Marina paso a ser una clínica geriátrica hasta su cierre en el año 2002.
A día de hoy, continúa abandonado. Ha salido en varias ocasiones a subasta, pero la cosa no ha llegado a ningún sitio.

Es dificil explicar la sensación, cuando uno se ve allí, tan pequeño, frente a una parcela tan grande de terreno, con varios edificos que tanto esconden en su interior. Es una mezcla de curiosidad y emoción, con toques de inseguridad y reflexión. Por momentos, dejas de verte el ombligo y te impregnas de la historia que el sitio grita. Los montones de documentos que te informan de las actividades realizadas en el centro, las distintas habitaciones, los pasillos, las escaleras, los ascensores... y todo vacío, todo en silencio... los suelos que aún mantienen la madera, las cortinas que aún siguen puestas...
todo, ahí, quieto, nada más que moviéndose hacia su deterioro lentamente.

En una de las habitaciones, un ventanal enorme, dejaba ver la sierra, el campo, la naturaleza. Y la comparación era en sí una aventura. Como, aquello que el hombre construye, si no lo cuida, si no lo mantiene... se viene abajo... mientras que la naturaleza... a la que normalmente no se cuida, no se presta atención, se alzaba, verde e imponente a través de esa ventana. El contraste de la decadencia y la longevidad. Fue una imagen curiosa.

Pero creo, que lo que más me hace reflexionar es la cuestión personal. Los lugares abandonados... son reflejo puro de la sociedad que los crea. Nos olvidamos de las personas, decidimos abandonarlas... algo cambia para llegar a ese punto. ¿QUÉ? Si alguien tiene la respuesta que me la diga... cual es el momento, qué provoca el cambio.... para que algo que existe... deje de existir... algunas razones del abandono de este edificio sí las sabemos, pero no son completas .

Me gustó ir a escuchar la historia que el Sanatorio de Marina nos gritaba... y lo que no nos gritaba también. Es andar por una historia por las que otras personas andaban antes construyéndola, espacios vacíos en los que antes era dificil encontrarse solo.
Es el paso del tiempo, el gusto por la historia, la curiosidad por los momentos...

Es muy dificil de explicar...

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